lunes, 24 de septiembre de 2012


1 comentario:

  1. Cuando se inicia el vuelo, lo físico se atribuye, la velocidad se jacta, pero, con el tiempo, el impulso se desvanece… por el peso de las alas…

    Es necesario parar… reflexionar y meditar.

    Cuando regresamos es, nuestro camino, el que se impone; el espíritu renacido fluye, dúctilmente, aplicando su fuerza, constancia y templanza.

    La Luz, invariablemente, brilla con más ímpetu cuando regresó que cuando partió. Y en su peregrinar, eternamente, retornará como las olas del mar: ¡más bella y lozana; más misteriosa, más cómplice… más hermana!


    Santi

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